III encuentro provincial de jóvenes

Más de 600 jóvenes se reunieron en San Salvador durante 3 días para nuestro III Encuentro Provincial de Jóvenes. Había gente de Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Puerto Rico, Cuba y España. ¡Fue una gran fiesta juvenil marista!, que nos llevó a estrechar lazos, a profundizar lo que significa e implica para cada uno SER MARISTAS. Comenzamos el viernes 30 de julio en el Liceo Salvadoreño, con una bienvenida que incluyó bailes, animaciones, oración y palabras de saludo, todo acompañado con un buen espíritu marista. Los jóvenes maristas salvadoreños acogieron en sus casas a los que veníamos de fuera como si los conocieran de toda la vida. El sábado escuchamos el video mensaje del hermano Emili Turú y las palabras del hermano Hipólito (nuestro Provincial), que nos ayudaron a ubicar qué significa el lema del encuentro: “MARISTA, CONÉCTATE A LA VIDA”. Nos dividimos en grupos: Hermanos, timoneles de REMAR, agentes de pastoral, universitarios y alumnos de los últimos años de colegio todos mezclados para compartir lo que este lema nos decía a cada uno. En la tarde tuvimos talleres por edades con temas tales como: Corazones nuevos, para un mundo nuevo; Mirar el mundo a través de los ojos de un niño pobre; Ser hermano universal; Soñamos nuevos sueños… y expresamos nuestra reflexión por medio del baile, el grafiti, los sociodramas, la expresión corporal, el collage y otros. Y en la noche, que se presta para la música y la fiesta, tuvimos presentaciones artísticas de cada país y un vibrante festival musical.El domingo en la mañana nos juntamos temprano en la cripta de la Catedral de San Salvador, en torno a la tumba de Monseñor Oscar Romero, para recordar su testimonio y reflexionar sobre qué nos dice hoy su vida y su muerte martirial a nosotros, jóvenes de estas tierras. Salimos de allí, llenos de pasión por la vida, en caminata, de regreso al Liceo Salvadoreño, donde celebramos una Eucaristía juvenil, alegre, participada y comprometida. La Eucaristía concluyó con un saludo especial a los más de 40 hermanos y hermanas maristas allí presentes, quienes desde la tarima del gimnasio bendijeron a todos los participantes. Todos ellos son el testimonio vivo del compromiso con los niños y jóvenes de América Central. Después del almuerzo comenzaron las despedidas, los abrazos, los intercambios de direcciones electrónicas… Y salimos de allí aún más contentos de SER MARISTAS y un poquito más conscientes de lo que eso significa para nuestras vidas y la de los demás.