Asamblea Juvenil Marista, Santa María de los Andes.

Asamblea juvenil marista de la Provincia Santa María de los Andes, en Perú. 120 jóvenes de Perú, Bolivia y Chile reunidos en Chosica.

COMENZANDO A CAMINAR. INICIO DE LA ASAMBLEA

La primera imagen, a nuestra llegada, nada más saliendo del bus, fue el mismo Champagnat -en compañía de la Buena Madre- que nos recibía, rodeado de un grupo de jóvenes con manos gigantes de colores, haciéndonos sentir un ambiente de hermandad en todo el lugar, símbolo de acogida; hizo que se nos fuera el cansancio de tantas horas de viaje, nos contagiaron mucha alegría. Las diferencias “político-históricas” que involucran a los 3 países (Perú, Bolivia y Chile) pasaron totalmente desapercibidas, transformándonos en una familia, la familia Marista de Santa María de los Andes. Además, ver el mapa de la Provincia, con esas velas ubicadas en cada obra, nos llenaba mucho pues somos bastantes jóvenes y niños tras el sueño de Marcelino.

El cariño fue inmediato. Cada uno debió haber recibido alrededor de 20 abrazos desde que bajó del bus; todos provenían de personas que nunca antes habíamos visto y, aun así, estábamos profundamente felices de verlos. Era un lugar vigorizante; llegamos agotados, sin un gramo de energía, mas sin notarlo estábamos saltando y gritando. En ese momento, la frase “la unión hace la fuerza” tomó sentido para todos nosotros.

Nos sorprendió mucho el esmero que había puesto el equipo organizador en la acogida, con las primeras dinámicas nos ayudaron a romper el hielo. Recordamos con especial cariño los primeros juegos: el reloj, la dinámica de “Pedro, el molusco” y la foto grupal, allí empezamos a notar que el espíritu de Marcelino está presente en todos los jóvenes maristas.

CÓMO VIVIMOS LA ASAMBLEA

La Asamblea nos sirvió para conocer más de cerca nuestro carisma, a través de los hermanos y laicos que nos acompañaron y, para recordar siempre que, al igual que Marcelino, es posible soñar un mundo nuevo y es nuestra tarea poner la base para ello.

Una imagen que siempre tendremos presente es la de los hermanos Maristas viviendo con entusiasmo todas las actividades; su atención al escucharnos, su opinión de manera tan humilde pero a la vez tan significativa, su testimonio de vida tan humano, su experiencia en la etapa de la juventud, sus miedos. Por sobre todo su alegría y empatía.

Nos divertimos mucho, conocimos amigos excelentes, aprendimos más acerca de nosotros mismos y de cómo potenciar un equipo de trabajo, pero sobre todo, recordamos lo importante que es la alegría en este trabajo pastoral; como dice el dicho: “Un joven sin alegría es como un árbol sin frutos”.

Caminábamos por los pasillos saludando a quienes se cruzaban como si los conociésemos de toda la vida. En cada comida, procurábamos sentarnos en una mesa distinta con el objetivo de conocer la mayor cantidad de personas posible, todas eran únicas a su manera. 

Las emotivas palabras del hermano Emili en su mensaje nos dejaron una misión: ¡Teníamos que hacer la diferencia! Por ello, a lo largo de la Asamblea, trabajamos las 3S: Sororidad, Servicio y Silencio.

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